Secuelas provocadas por un daño cerebral sin tratar
Después de un ictus, un tercio de las personas pasa por un proceso de recuperación de ictus cerebral, aún así, un alto porcentaje de la población que sufre este traumatismo, queda con secuelas graves.
El principal factor que determina el alcance de las secuelas posteriores a un ictus es su gravedad inicial, que se relaciona directamente con el tamaño de la arteria obstruida, por lo que es de vital importancia acudir a una terapia ocupacional del daño cerebral si este se produce, ya que, de lo contrario, algunas de las secuelas que podría presentar el paciente son:
- Pérdida de fuerza, falta de coordinación o pérdida de la psicomotricidad: es una discapacidad secundaria que suele mejorar con el tiempo, aunque es importante acudir a centros de rehabilitación, ya que, incluso acudiendo a ellos, no se garantiza una recuperación completa.
- Trastornos visuales: a veces, se produce pérdida de la visión en mitad del campo visual, este suceso se denomina hemianopsia.
- Trastorno del lenguaje: el logopeda se encarga de valorar y rehabilitar las alteraciones del lenguaje que se producen tras el ictus.
- Dolor superficial: provoca sensación de quemazón en un área definida, y suele empeorar con el tacto, el agua o los movimientos. Algunos antidepresivos son eficaces para controlar el dolor. Durante episodios de dolor se puede utilizar algún analgésico simple, pero si persiste, es conveniente poner al corriente a un especialista.
- Incontinencia urinaria: suele ser una alteración transitoria, aunque en algunos casos puede perdurar de manera indefinida, dependiendo siempre de la gravedad del ictus que se haya sufrido. Si en el momento del alta, esta secuela persiste, es importante que los sanitarios que estén a su disposición les informen acerca del manejo de la incontinencia.
